SharePoint. Si no es una palabrota, debería serlo.
No me cabe duda de que SharePoint es un detestable montón de software apestoso. Carece de cualquier tipo de buen gusto o refinamiento. No sólo es feo, sino que no funciona correctamente. E incluso si funcionara correctamente, no es expresamente un software de colaboración o productividad, que es lo que pretende ser. Lo sé de primera mano: Usarlo fue suficiente para inducirnos urticaria y ataques de pánico a mí y a muchos de mis colegas.
Claramente, todo empezó con algún burócrata de Microsoft diciendo «Necesitamos una plataforma de productividad y colaboración ofimática (con minúsculas). Hemos hecho Office, hemos hecho Exchange, hemos hecho Active Directory. Pongamos todo lo que se nos ocurra, incluido el fregadero de la cocina que parece que podría estar en esa plataforma. Y hagamos que todo funcione menos bien que lo que la gente ya tiene en sus ordenadores y redes para que pueda haber toda una nueva industria de consultores de SP (algo así como consultores de SAP) que puedan hacer que funcione más bien».
La verdad simple y permanente es que -en el software, como en todos los demás esfuerzos humanos- sin una visión, sin una sola chispa de creatividad o imaginación, no se puede crear algo que sea nuevo y que valga la pena -el software o cualquier otra cosa. No importa cuántas personas con talento y trabajadoras se lancen al problema, nunca se convertirá una oreja de cerda en un monedero de seda.
Estuve charlando con una amiga, que es responsable de cumplimiento de la FDA para una pequeña empresa de biotecnología, sobre cómo gestionan sus documentos (muchos). Decía que «se supone que usamos SharePoint, pero lo odiamos». Todo el mundo lo odia, excepto los consultores que obtienen unos ingresos garantizados de seis cifras contaminando las intranets de empresas medianas de éxito que tienen directores de TI con más dinero en sus presupuestos que sentido común.
Como mi amigo articuló muy bien: «Si te hubieras propuesto crear la peor forma posible que pudieras imaginar para organizar tu trabajo -con el mayor número de obstáculos posible- se parecería mucho a SharePoint.»