Incluso en una empresa tecnológica informal, nadie se va a enfadar con alguien que lleve traje o vestido a una entrevista. Es una entrevista. Si llevas un traje y te sientes demasiado arreglado, quítate la chaqueta y/o la corbata.
Por otro lado, tanto en Google como en Microsoft, puedes llevar casi lo que quieras y nadie lo notará ni le importará. En todo el tiempo que llevo entrevistando, sólo he visto a dos candidatos cuya elección de vestuario fuera un factor.
Uno de ellos era un tipo que llevaba una camisa que parecía haber pasado por varios entrenamientos. Incluso eso no habría sido un factor si no fuera porque era excesivamente informal en tantos aspectos que llegó a ser bastante irrespetuoso.
El otro era una mujer que llevaba un vestido que sólo puede describirse como sexy – una palabra que nunca debería aplicarse al vestuario de una entrevista. Al igual que con el otro tipo, lo habríamos ignorado, salvo que ella siguió intentando darle un toque sexy a las cosas, con pestañas batidas y destellos gratuitos de escote. No estoy seguro de qué tipo de puesto creía que estaba solicitando. Su atuendo en sí no era relevante para el negocio, pero su descarado intento de sesgar el proceso no fue apreciado.