En primer lugar, comprenda que las particiones de unidades de MacOS utilizan HFS+ o APFS y que estos formatos no son reconocidos por otros sistemas operativos como Windows o Linux. Si particiona una unidad de Mac, y reinstala un sistema operativo usando esa unidad, corre el riesgo de que toda la unidad se convierta de nuevo a su formato original, perdiendo la partición adicional que creó. Sencillamente, particionar una unidad de sistema de Mac es arriesgado.
Conectar un SSD con Windows o Linux instalado en él es muy sencillo en comparación. De hecho, el Mac Mini en el que estoy trabajando AHORA mismo utiliza Linux en un SSD, con rEFInd para el gestor de arranque. Una vez que apago, desenchufar el SSD y arrancar me pone en MacOS. Conectando el SSD y arrancando me pone en Linux. Linux ignora a MacOS y su unidad, y de forma similar MacOS ignora a Linux. Por supuesto, ambos SO pueden ver los archivos almacenados en Google Drive o Dropbox, donde almaceno los datos compartidos.
En pocas palabras, múltiples particiones del SO en una unidad pueden conducir fácilmente a la pérdida de datos. Múltiples particiones del SO en unidades separadas es seguro y recomendable. Por otro lado, tengo máquinas Windows separadas que veo y uso con RDP. Así no me arriesgo a usar ninguna parte de Windows en mi escritorio de trabajo, y no uso Internet desde Windows. Si esto es paranoia o simplemente precaución, no lo voy a decir, pero vean mi respuesta a través de ese lente.
ADENDA:
Los cambios en el instalador de Windows 10, y tal vez en macOS, hacen que Boot Camp sea la única forma aceptada de instalar Windows en el Mac. Nos esforzamos para que no sea así, pero fracasamos.