Paso 1: Cancelar la instalación
Paso 2: Activar Windows Defender y asegurarse de tener las últimas definiciones
He probado muchos antivirus – Norton, Avast, Kapersky, Malwarebytes, iObit, McAfee y AVG. Lo que he descubierto a lo largo de los años es que, aunque parecen eficaces, lo único que hacen es lo básico y ralentizan todo el ordenador al ejecutar innecesariamente todas sus superimportantes funciones adicionales.
Windows Defender, en cambio, me ha salvado de los virus y los archivos infectados más veces de las que puedo contar, todo ello mientras consume un mero 1% de la CPU y un máximo de 200 megabytes de RAM. La función de escaneo sin conexión también es extremadamente útil, ya que arranca el PC en un estado completamente desconectado y en cuarentena, y se asegura de que no haya virus que ensucien su preciado hardware y software.
Y, a diferencia de los antivirus de terceros, Windows Defender es 100% nativo de Windows 10, lo que significa que no hay nada sospechoso, no hay cultivo de datos que no esté ocurriendo ya con el uso de Windows, y no hay riesgo de descargar una actualización infectada.
Hazle un favor a tu PC: deja que use Windows Defender, y verás en poco tiempo que es la mejor opción para Windows 10.