Las pantallas de vídeo son el tipo más común de salida del ordenador. Muchos ordenadores de sobremesa siguen utilizando monitores de vídeo que emplean una tecnología de tubo de rayos catódicos (CRT) similar a los tubos de imagen utilizados en los televisores domésticos. Normalmente, la claridad de la pantalla de vídeo depende del tipo de monitor de vídeo que se utilice y de la placa de circuito impreso de gráficos instalada en el ordenador. Éstas pueden proporcionar una variedad de modos gráficos de capacidad creciente. Un monitor de alta resolución y sin parpadeos es especialmente importante si se pasa mucho tiempo viendo multimedia en CD, o en la Web, o las complejas pantallas gráficas de muchos paquetes de software.
El mayor uso de las pantallas de cristal líquido (LCD) ha sido el de proporcionar una capacidad de visualización para microordenadores portátiles y PDA. Sin embargo, el uso de monitores de vídeo LCD de «panel plano» para sistemas de PC de sobremesa se ha convertido en algo habitual a medida que su coste se hace más asequible. Estas pantallas LCD necesitan mucha menos corriente eléctrica y proporcionan una pantalla plana y delgada. Los avances tecnológicos, como la matriz activa y la capacidad de doble exploración, han mejorado el color y la claridad de las pantallas LCD. Además, los televisores de pantalla plana de alta claridad y los monitores que utilizan tecnologías de pantalla de plasma se están haciendo populares para la visualización en pantalla grande (de 42 a 80 pulgadas).