Las buenas preguntas son las que te interesan. Estas preguntas no son una forma de venderte a ti mismo. Más bien, son una oportunidad única para obtener información imparcial sobre la empresa.
Hasta la entrevista, estás tratando con sourcers o reclutadores, que están incentivados para contratarte. Los reclutadores (sobre todo inconscientemente) tienden a decirte lo que creen que te hará aceptar una oferta.
Una vez que estás en la empresa, tienes acceso a la información pero es demasiado tarde – ya has tomado una decisión.
La entrevista es un punto dulce – estás bajo NDA, por lo que puedes preguntar lo que quieras y obtener una respuesta honesta. Las personas que te entrevistan siguen teniendo un interés en que te incorpores, pero no un incentivo explícito, por lo que sus respuestas son menos sesgadas que las de los reclutadores.
Estas preguntas no son un concurso de originalidad. La última vez que entrevisté siempre me quedé sin tiempo para las preguntas, pero siempre recibo una buena señal de: qué es lo que más te gusta de trabajar en X (excepto la gente), qué es lo más difícil que has hecho aquí, cómo es tu día típico, en qué se diferencia X de otras empresas tecnológicas según tu experiencia, cómo es la perfección, cuál ha sido la situación más difícil en la que has estado mientras trabajabas en X, etc.
También me gusta hacer preguntas duras (pero no de confrontación) cuando es posible. Es decir, qué crees que hace mejor tu competidor, qué pensamos de (mal momento de la empresa X), etc.