No hay muchos trabajos en la industria cinematográfica que hagan uso directo de una formación en informática o ingeniería eléctrica, aunque esos conocimientos (y esa disciplina) podrían ser útiles en algunos. En la producción, el equipo de atrezzo y efectos especiales suele saber cómo hacer circuitos sencillos y tener soldadores en sus camiones. Esto puede servir para añadir LEDs parpadeantes a un gran telón de fondo de un paisaje urbano para que parezca menos estático por las ventanas del plató, o para crear un atrezzo de comunicador único o un panel de pared futurista para una película de ciencia ficción, o simplemente para cablear un squib que detone cuando el coche pase por encima de un panel de presión. En la posproducción, las empresas de efectos visuales a veces emplean a programadores para personalizar su software de modelado 3D o de trazado de rayos, y a veces los artistas tienen cierta experiencia en programación que les ayuda a automatizar tareas escribiendo guiones.
Yo fui diseñador de juegos de ordenador y programador antes de trabajar en el cine, y mis primeros trabajos en el cine fueron en la editorial, trabajando como asistente de Avid a finales de los 90. En aquella época, la edición no lineal en un ordenador era todavía bastante nueva, por lo que los editores estaban encantados de encontrar a alguien que supiera reiniciar estos Macs cuando se congelaban o se bloqueaban. Esto no requería conocimientos informáticos propiamente dichos, pero era una forma de trasladar parte de mi experiencia informática a un nuevo campo, al tiempo que adquiría nueva experiencia y hacía nuevos contactos.